6.5.13

BEATA. LA CUBIERTA DE TEJA

Beata. La cubierta de teja
1 Solape. Solapo. Traslapo. Imbricado. Encaballado
2 Laja. Tejamanil
3 Ímbric. Teja romana. Cubrejuntas
4 Teja árabe. Canal. Cobija
5 Teja plana. Marsellesa. Alicantina
6 Teja vana. Lata por canal. Arjeute. Chillado. A torta y lomo
8 Beata
9 Aguilón. Bocateja. Luneta. Cornijal. De borde. De copete. Álabe. Canaliega. Canaliza. Tortuga
10 Roblón. Talón. Lomera. Muslera
11 Garabato. Orejuela

1 El tejado es una obra de construcción muy elaborada que protege a los edificios de la lluvia conduciendo las aguas fuera de su planta mediante la yuxtaposición de unas piezas solapadas y de elaborado diseño: las tejas. Solape es la palabra clave en esa construcción, en que cada pieza protege el borde superior de la pieza siguiente montando sobre ella.
Por eso tiene tantos sinónimos: solapo, traslapo, imbricado y encaballado. Las tejas resuelven la tremenda contradicción entre la exigencia de continuidad para evacuar el agua y la exigencia de libre dilatación para permitir la deformación de unas piezas sometidas a radicales cambios de temperatura. La continuidad de la evacuación la aseguran por solape, pero ese solape plantea problemas muy diferentes en elsentido de la pendiente y en el sentido que le es perpendicular.


2 En el sentido de la pendiente casi siempre se recurre al solape simple: una pieza plana monta sobre la inferior unos centímetros, más o menos según la inclinación del tejado, el régimen de lluvias, etc. Pero en el sentido paralelo a la pendiente la cosa es más complicada. El solape simple no suele bastar porque el agua, al ir bajando, puede moverse lateralmente e introducirse bajo la pieza vecina. Por ello las tejas totalmente planas exigen que la junta entre dos piezas esté protegida por la pieza de la hilada inferior, que se introduce bajo ellas cerrando ese hueco completamente. Eso supone grandes espesores, grandes consumos de piezas y, generalmente, cubiertas muy pesadas. Es el caso de las cubiertas de pizarra o de las lajas de piedra o, incluso, de madera, como el tejamanil centroamericano («tabla delgada cortada en listones que se emplea como teja», según lo define María Moliner), o de cerámica, como las escamas vidriadas del modernismo catalán.


3 Si los bordes de una teja plana se levantan formando una bandeja, las juntas entre dos de ellas se podrá proteger con un sencillo tapajuntas.
Esa teja hoy vuelve a ser utilizada, pero pocos recuerdan que tiene un nombre específico, según recoge Paniagua: *ímbrice. La RAE sólo cita imbricado, del latín imbricatus, cubierta de tejas. Lo valioso de esa voz, ímbrice, es que lleva en su raíz la idea de solape. La ímbrice es la teja romana, muy parecida a muchas de las empleadas en el Renacimiento italiano, donde, en algún caso, esa junta se cierra sencillamente con mortero. Habitualmente se tapa con una esbelta pieza en forma de U invertida que calza sobre las dos bandejas: el *cubrejuntas. (Los nombres históricos de estas tejas, ya completamente olvidados, pero que aún constan en algún diccionario, como el de Paniagua, son *tégula, *kalipter y *keramis).


4 El diseño de la teja árabe lleva un paso más allá su sofisticado diseño y soluciona ambas situaciones, bandeja y cubrejuntas, con la misma pieza. Para ello la pieza se abomba y adopta una forma troncocónica, de manera que unas piezas embocan dentro de las otras. La canal cumple el papel de la bandeja romana; se sitúa debajo, con la concavidad hacia arriba, y se enchufa dentro y sobre la inferior para solapar con ella. La cobija se coloca entre las canales, cubriendo la junta y envolviendo la de la hilada inferior para conseguir su solape.


5 La que comúnmente se llama teja plana resuelve la escorrentía entre tejas con un conjunto de pliegues y nervaduras que forman unas canales que impiden la progresión lateral del agua hacia el interior y la conducen fuera del área solapada, siempre sobre la teja inferior. La he oído llamar teja *marsellesa, quizás por influencia francesa. No obstante, y puestos a utilizar gentilicios, serían preferibles los españoles y denominarla *alicantina, como ya se hace en muchos lugares. En realidad, aunque es muy común en el Levante español, esa teja se usa en toda la Península y no especialmente en lugares poco lluviosos (es muy frecuente en Pontevedra, por ejemplo).


6 La manera de colocar las tejas da nombre a los diversos sistemas de cubierta. Si se apoyan en listones perpendiculares a la pendiente apoyando cada teja en uno arriba y otro abajo, se llama a teja vana. Cuando los listones son paralelos a la pendiente y cada teja-canal se dispone entre dos de ellos como en una camilla, se dice que está a lata por canal. Cuando se parte de un plano general de cubierta, el *arjeute (véase La carpintería de armar de E. Nuere) o chillado (chilla: «tabla delgada, de mala calidad», según María Moliner). Las tejas pueden amorterarse y se dice que entonces están colocadas a torta y lomo.
7 En los dos primeros casos se da por supuesto que el espacio inferior no es habitable, es decir, que no reúne las condiciones de confort necesarias para ser ocupado durante la mayor parte del año. Sin embargo, colocada la teja a torta y lomo, y en sus variantes contemporáneas de colocación sobre forjados inclinados, que son hoy las más frecuentes, se considera ese espacio como habitable. Se puede recurrir entonces a aislamientos térmicos con materiales muy eficaces, aunque se deben tener en cuenta dos objetivos que difícilmente se conseguirán: la evacuación de las humedades que atravesarán la cerámica, nunca absolutamente impermeable de forma relativa, y la evacuación de los tremendos calores que puede producir el soleamiento veraniego.
8 Por ello es tradicional la sustitución de algunas tejas cobijas por unas piezas especiales con una amplia boca a modo de bocina o toca monjil, son las *beatas, que dan nombre a este apartado. Una voz que llegó a ser popular pero que ha quedado asociada a las ventilaciones de cinc (T) y que Serra Hamilton definió como «pequeñas piezas que protegen unas aberturas de los tejados o cubiertas para ventilación del espacio entre la cubierta y el último techo o cielo raso».
9 El vocabulario del tejado es muy preciso, como se puede apreciar. La pérdida de esos términos acarrea también el olvido de algunas de las especifidades de la construcción tradicional: las tejas de corte especial como el aguilón, que se corta por ambos lados para acabar en punta el vuelo de la limatesa. O de colocación asimismo especial, como la bocateja, que es la primera de las tejas canales, la que vierte aguas al canalón, y que según el Torroja también recibe el nombre de *luneta. O lo que podría llamarse *cornijal o la teja *de borde, de difícil postura, que remata lateralmente el vuelo de los aleros, y hace de lambrequín y goterón. O la teja *de copete, que se coloca en el punto de intersección de varias limatesas no horizontales. O el álabe, teja dispuesta en voladizo, a veces en varias capas solapadas, para soportar el vuelo del alero. O, por último, la teja más alargada y estrecha con la que se forman las canales: la canaliega, «la teja más combada que las otras» (RAE), que se emplea para formar el canal de desagüe de los tejados. El Torroja distingue además una *canaliza, la teja usada en las limahoyas; y existe también una teja de tres brazos que sirve a la vez de canaliega y bocateja y a la que he oído llamar *tortuga (véase el diccionario de Corominas).
10 Pero incluso algunas partes de las tejas disponen de nombre, como el lomo, o roblón, que es su parte convexa y abombada (MM), o el *talón, que es su borde. El lomo da nombre asimismo a la teja árabe, que a veces se denomina *lomera. En Argentina la llaman *muslera, porque tomaba su forma aproximadamente troncocónica sobre el muslo del tejero.


11 La disposición a teja vana suma al peligro del viento el del desplazamiento de las tejas sobre las latas o las chillas. Por ello en este caso las tejas se fijan, como lo hacen siempre las pizarras, con un alambre que calza su parte superior, bajo el solape, y desciende por detrás de ellas hasta la lata. Por el dibujo que ese recorrido exige al alambre se le llama garabato, voz que los diccionarios sólo recogen como gancho para colgar algo. Algunas tejas, sobre todo las más planas, tienen un saliente especial con una perforación para facilitar su atado a los listones o cabios: es la orejuela, que la RAE sólo cita para ollas y tazas.
12 Hoy este tipo de cubierta de larga y sabia elaboración no está de moda. La elementaridad geométrica difundida por el Movimiento Moderno, las exigencias de transitabilidad provocadas por la escasez de espacio y la imagen abigarrada y lomuda de la teja árabe están dejando fuera de concurso una solución segura y duradera, que es aún la más utilizada. La pervivencia de la teja en la arquitectura culta parece estar condicionada a una geometría más tersa. Algunas formas de cubierta inclinada, como las chapas metálicas, sustituyen a la teja árabe para conformar superficies más planas. La teja plana, o alicantina, todavía tiene algún futuro por su sencilla volumetría. Quizás algunas formas nuevas de teja romana o ímbrice puedan competir, con su noble plano de fondo formado por las bandejas y el rayado ordenado de los cubrejuntas, en este exigente mundo de la tersura y planeidad.

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