29.8.13

FICHAS DE MEDICIONES: CIMENTACIONES

CIMENTACIONES
Armaduras
Pueden ser barras corrugadas, alambres trefilados (lisos o corrugados) que dan lugara a las mallas electrosoldadas. Tipo de acero B 400 S o B 500 S. Se mide en kg
Barras corrugadas
o Definir diámetro
o B 400 S (SD)
o B 500 S (SD)
o Cortado, doblado colocado
o p.p. despuntes
Mallas electrosoldadas
o Definir diámetro y cuadrícula
o B 500 T (SD)
o Elaborado y montado
o p.p. alambre atar
Encofrado y desencofrado
Con paneles metálicos o de madera, ambos con parte proporcional de piezas especiales. En el caso de muros puede ser a una o a dos caras. Incluso limpieza y tratamiento del material. Definir dimensiones encofrado. Se mide en m2.
Dimensionar paneles
Limpieza del material
Paneles de madera
Paneles metálicos
Incluir p.p. de piezas de arriostramiento
Tratamiento desencofrante
Hormigones
Pueden ser para armar HA o en masa HM. Se define por la resistencia (N/mm2), consistencia (seca, plástica, blanda, dura), tamaño máximo del árido (D en mm) y el tipo de ambiente (no agresiva, normal, marina, cloruros). Ejemplo HA- 25/B/20/IIa.
Otras características, la forma de elaboración en central o en obra, tipo de vertido carretilla, grúa, bomba y la manera de vibrado..Se mide en m3.
Elaborado:
- central
- obra
H. limpieza
H. en masa
H. armado
Resistencia:
􀂃 20
􀂃 25
􀂃 30
􀂃 35
Consistencia:
􀂃 seca
􀂃 plástica
􀂃 blanda
􀂃 dura
Tamaño árido:
􀂃 40 mm
􀂃 20 mm
Tipo ambiente:
I IIa IIb IIIa IIIb IIIc IV
Vertido:
- carretilla
- grúa
- bomba

CIRCUNSTANCIAS A TENER EN CUENTA
Tipos cimentación
Contención: muros, pantallas
Especiales: pilotes
Superficiales: corridas, zapatas, encepados, vigas arriostramiento, losas
o Las partidas de cada tipo de cimentación pueden realizarse separando sus componentes, armaduras, encofrados y hormigones, o en la misma partida incluir todo, en este último caso se deberá definir todos los cuadros anteriores. Se medirá en m3. con p.p. de encofrado y se definirá la cuantía de kg. de acero por m3. de H.
o El volumen de excavación es determinante, salvo la realización de encofrados, en la medición de hormigones, también aquí hay que diferenciar el volumen teórico de proyecto y el real. Se definirá el que queremos que se mida advirtiéndolo claramente.
o En muchos casos la altura de la zapata no coincide con la profundidad de la excavación siendo esta mayor, en este caso habrá que resolver el problema, bien aumentando el hormigón de limpieza, o rellenar con otro material compactado, o bien situar las zapatas a mayor profundidad, con el aumento de pilares o muros, o bien cambiar a zapatas rígidas con mayor altura. Si no damos solución, en obra rellenarán con hormigón y lo cobrarán al precio del hormigón armado en zapatas.
o En muros hay que diferenciar la zapata, del muro propiamente dicho, se acotará el espesor de este y se fijarán las caras a encofrar. Si es solo una, cuidado con el volumen de hormigón, diferenciar el teórico del real.
o En muros pantalla además, habrá que medir la ejecución del murete guía y su posterior demolición, los anclajes por cable o con estructura metálica así como su demolición o desmonte, el descabezado de pantalla, el refino de paramentos de la pantalla, el rozado o el anclaje metálico para montar los forjados, la viga de coronación.
o En losas se definirá el canto, las juntas de sellado horizontales y verticales, y la impermeabilización.
o En la definición de las partidas de cimentación se deberá tener en cuenta lo siguiente:
􀂃 Control del acero y hormigón. En la misma partida ( parte proporcional) o en otra específica.
􀂃 Colocación de calzos o separadores para las armaduras
􀂃 Juntas de hormigonado de muros de PVC (interiores o exteriores) de neopreno u otras.
o Si bien se pueden definir en otros capítulos no olvidéis los siguientes temas:
􀂃 Impermeabilización del trasdós de muros, con láminas bituminosas, pintura asfáltica, emulsión betunes asfálticos.
􀂃 El drenaje exterior a los muros con excavación y relleno con material filtrante y colocación de tubo dren perimetral.
􀂃 La puesta a tierra conectada a la cimentación.
En todas las partidas incluir parte proporcional de medios auxiliares necesarios.

27.8.13

FICHAS DE MEDICIONES: MOVIMIENTO DE TIERRAS

MOVIMIENTO DE TIERRAS
Desbroce y limpieza del terreno
Operación que consiste en retirar del terreno restos pequeños de basura o escombros así como vegetación de poca importancia, dejando el terreno limpio para realizar el replanteo. Se mide en m2.
Retirada de capa vegetal
Consiste en quitar en zonas con vegetación, con máquina, la capa superficial de tierra de unos 20 cm. de espesor. Se mide por m2.
Explanaciones de terreno
Consiste en retirar, con medios mecánicos, capas de tierra de hasta 40 cm cuando el terreno presenta ciertas irregularidades y necesitamos obtener superficies planas, por ejemplo para soleras o losas. Se mide por m2.
o Medios manuales
o Medios mecánicos
o Con carga a camión
o Sin carga
o Con transporte a vertedero
o Fijar distancia en km.
o Sin transporte
En ocasiones incluye las operaciones de desmonte y de terraplenado con el objetivo de conseguir la cota de rasante definida en planos. El desmonte consiste en la excavación de las tierras comprendidas entre los límites del replanteo y la cota de explanación, el terraplenado se realiza mediante aporte de tierra por tongadas para llenar un hueco, cuyo espesor y compactación deberá señalarse según características del terreno.
Vaciado
Incluye las operaciones de excavación del terreno comprendido entre los límites del solar y la cota de explanación, conjuntamente con el ataluzado de bordes de acuerdo con la altura y el ángulo del talud. Se realiza a cielo abierto y se refiere a volúmenes importantes, ejemplo un sótano. Se mide en m3.
Excavaciones de zanjas y pozos
Tanto para cimentaciones como instalaciones.
o Medios manuales
o Medios mecánicos
o Con agotamiento de agua
o Sin agotamiento
o Con carga a camión
o Sin carga
o Con transporte a vertedero. Fijar distancia en km.
o Sin transporte
Otros casos:
o Por bataches
o En mina. Definir profundidad en m.
Tipo terreno:
o Suelto
o Blando
o Compacto
o Duro
o Roca
Relleno extendido y compactación
Con aporte de tierras u obtenidas en la propia excavación, se considera incluido el porte del material de relleno a la obra. Se mide en m3.
Medios manuales
Medios mecánicos
Refino de taludes
o Tierras
􀂃 préstamo
􀂃 propias
o Zahorras
o Macadám
o Bolos
o Arena
Grados compactación
Métodos:
- Pisón compactador
- Plancha vibrante
- Rodillo vibratorio
Definir el espesor de las tongadas. Incluir regado
Entibaciones (acodalamiento, apeos, apuntalamiento)
Sistemas formados por tablones correas y codales en madera o paneles y puntales metálicos, sirven para evitar el derrumbe del terreno de una excavación. Según profundidad de excavación y tipo de terreno podrá ser ligera, semicuajada, cuajada, según cuantía de madera utilizada. Se mide por m2.
Madera:
􀂃 Ligera
􀂃 Semicuajada
􀂃 Cuajada
Metálica (dimensionar paneles)
Profundidad:
- < 1,50 m - < 2,50 m - < 4,00 m - > 4,00 m
Refinado paramentos
Se realizará sobre el corte del terreno por medios manuales, ejemplo en el caso de muros de contención, si queremos utilizar el terreno como encofrado, necesitamos que la pared sea lo mas plana posible y no tenga resaltes ni panzas en ningún sentido.
Limpieza y nivelado de fondos
Principalmente en zanjas y pozos, si no se va a utilizar hormigón de limpieza, conviene compactar el fondo, nivelarlo y mantenerlo limpio.
Ambas se miden por m2.
Manual Tipo terreno: suelto, flojo, compacto, duro.
Carga de tierra a camión
Para sacar de la obra las tierras dejadas al borde de las diferentes excavaciones.
Puede ser manual o mecánica.
Transporte a vertedero
Una vez cargado el camión (ver partida anterior) incluye el porte hasta el lugar donde se viertan las tierras el vertido y el canon del vertedero. Fijar distancia.
Ambas se miden en m3.
Replanteo de la cimentación
Se puede definir como partida aparte, según plano específico. Podría incluirse levantamiento topográfico si fuera necesario.
CIRCUNSTANCIAS A TENER EN CUENTA
o Comprobar que sobre la parcela no hay restos de edificaciones, vegetación importante u otras materias, que sea preciso retirar antes de realizar el desbroce y limpieza del terreno. Esto implicaría partidas de medición nuevas incluidas en capítulo anterior (actuaciones previas).
o Características de la obra, facilidad de maniobra con máquinas y camiones, existencia de cimentaciones de edificios colindantes, orografía del terreno, etc..
o Características del terreno: suelto, flojo, compacto, tránsito, roca,
o Decir si la excavación se va a realizar con o sin agotamiento de agua, dependiendo del nivel freático o de la existencia de corrientes de agua. Empleo de bomba de achique (potencia).
o Estas dos últimas características se obtienen de los datos del estudio geotécnico, por lo que conviene realizarlo lo antes posible.
o Definir cota de excavación del vaciado y profundidad en zanjas y pozos. Ejemplo, en un 2º sótano la excavación del vaciado podría estar a la cota –6,00 m y las zapatas tendrían una profundidad de 0,70 m. Tener en cuenta la profundidad del hormigón de limpieza.
o Definir las medidas de seguridad que fueran necesarias: entibaciones, acodalamientos, apeos o Describir lo que se hace con la tierra excavada. Se extrae a los bordes, para una posterior utilización en rellenos. Se carga a camión. En este último caso fijar distancia a vertedero.
o Es preciso dejar muy claro si el volumen medido es el teórico de proyecto o es el realmente ejecutado ( medido sobre camión). Ejemplo si en el proyecto tenemos definida una zapata de 1 x 1 x 1 m. la medición teórica es 1 m3. Sin embargo bien porque el terreno no es compacto y se desmoronan los bordes o es preciso taluzarlos, bien porque se colocan encofrados y además porque el terreno se esponja y aumenta de volumen al excavarlo, en todos estos casos la medición de tierra realmente excavada sale más que la teórica.

21.8.13

PATIO JAPONES

Interior/exterior en el espacio arquitectónico japonés
La arquitectura, una de cuyas funciones básicas es la de dar cobijo a personas y grupos humanos, ha desarrollado según cada cultura, cada lugar, cada tiempo, diferentes maneras de organizar el espacio construido y el espacio libre, lo «interior» y lo «exterior». Más allá de necesidades físicas relacionadas con la geografía -el clima, el frío y el calor, la lluvia-, de la disponibilidad en materiales de la construcción o de tecnologías, más allá de todo esto, la arquitectura ha sido sensible a circunstancias psicológicas y culturales más sutiles como la seguridad y la tranquilidad, a las diferentes maneras de concebir el espacio y la relación que con él establece el hombre de cada civilización. Sirva ésto como entrada a una reflexión en torno a uno de los tipos edificatorios más comunes a todas las culturas, la casa con patio, el tipo que incluye en su masa construida un espacio libre que constituye el propio centro del espacio doméstico o comunal.
Todo ello en relación a la arquitectura japonesa y desde su punto de vista.
1. Vista aérea del Templo de Horyu-ji

De entre todas las culturas, la japonesa es quizás la única que escapa a esta organización espacial, pudiendo decirse de manera esquemática que el tipo de casa con patio no existe en su evolución arquitectónica o, al menos, no existe en la forma que así lo entendemos.
Ni el patio en el espacio doméstico, ni el claustro en el espacio comunitario ni, abriendo el abanico, la plaza en el espacio público.
En la cultura occidental, especialmente en su matriz mediterránea, aparece el patio en la arquitectura y el urbanismo griegos. El espacio descubierto, anterior al megaron y el ágora, centro espacial de la polis es el verdadero corazón cívico de la ciudad. Roma continúa y desarrolla la traza helénica en el foro en el espacio urbano y el atrio en el espacio doméstico. Ejemplos magníficos tenemos en las casas pompeyanas. En la cultura árabe mediterránea nos encontramos con el patio de la mezquita, imprescindible en la estructura espacial y ritual del templo islámico. En la arquitectura residencial no hace falta recordar la riqueza espacial de ejemplos como la Alhambra de Granada con los incomparables Patio de los Leones y Patio de los Arrayanes. Esta constante sigue con el claustro catedralicio o monacal tanto durante el Gótico como el Renacimiento y Barroco. Todos estos espacios tienen en común la inclusión del vacío articulador de las distintas partes del conjunto. Se trata de apropiarse de una parcela de vacío para enriquecer el espacio interior, en el bien entendido de que este vacío forma parte del espacio privado.
No es un espacio de transición entre lo público y lo privado ni es un espacio especialmente simbólico que conecta el mundo privado de lo humano con otras instancias trascendentes como la naturaleza, el cielo o el cosmos. De hecho la arquitectura occidental tiene, comparada con otras culturas, una carga simbólica bastante reducida.
Si en la arquitectura tradicional (clásica podríamos llamarla) japonesa no existe un espacio asimilable directamente al patio, sí hay espacios relacionados con este concepto, aunque son estructuralmente distintos. Las soluciones que plantean a la relación dentro/ fuera son de carácter distinto a las de la cultura occidental. Demos un vistazo a estos espacios en la arquitectura japonesa.
En el siglo VI llega al Japón una fuerte influencia china que le proporciona elementos que han de convertise en básicos de su cultura: la escritura que permite la fijación de la literatura y la historia, orales hasta entonces; el Budismo que establece una nueva relación entre el hombre y lo divino; y el Confucianismo que pone las bases éticas de una nueva organización social. Entre estos elementos de importación se encuentra la arquitectura china. Las primeras manifestaciones de la nueva religión y la nueva arquitectura introducen el templo budista como un conjunto de edificios organizados simétricamente y vinculados por el kwairo o galería abierta y cubierta que delimita el recinto pero no lo cierra, une las partes pero no separa el interior del exterior. De hecho, el kwairo pauta el espacio estableciendo un vacío que recoge los principales edificios, el kondo y la pagoda, sin aislarlo del espacio exterior. El templo de Horyuji (Nara, 607), uno de los primeros ejemplos de la arquitectura de influencia china, nos indica un tipo de relación interior/ exterior, dentro/fuera, básicamente permeable, sin paralelo en la arquitectura occidental.
2. Vista del Templo Horyu-ji

La nueva organización social produce el primer estilo residencial aristocrático (civil y militar), el shinden , una ordenación de pabellones con sentido funcional y ceremonial según una disposición simétrica, unidos por un espaciocorredor, el ro. En este caso, el recinto de la residencia, de forma cuadrada con una superficie aproximada de una hectárea, queda delimitado por un muro de tapial perforado por dos puertas de acceso.
Al sur de las construcciones está el jardín que debe tener un riachuelo que alimenta un estanque, un pequeño bosque y pabellones de pesca sobre el estanque.
Todo ello muy canonizado por las reglas geománticas taoístas que establecían tamaño, orientación, accesos, etc. Hay que resaltar que el jardín pretende representar la naturaleza, constituir mediante su diseño un microcosmos íntimamente relacionado, funcional y espacialmente, con las dependencias residenciales. Edificio y jardín son partes inseparables de un sólo concepto en el que tan importante es lo construido como la naturaleza recreada. La recreación de la residencia Hojuji (Kioto, 942), según imágenes recogidas en los «Rollos pintados de antiguos ritos y ceremonias » y otras fuentes escritas, nos permite conocer un ejemplo del estilo shinden y las concepciones espaciales de su época.
En el siglo XV la secta budista zen estableció los llamados jardines secos como espacios anexos a los conventos de dicha secta. El jardín del templo Ryoan-ji (Kioto, 1459) es paradigmático en este sentido. Consiste en un recinto de forma rectangular rodeado por dos lados por el cuerpo del convento, a través de una veranda o engawa y los otros dos lados por un muro con pórtico adosado. El suelo del patio está compuesto de grava rastrillada con surcos claros que contiene quince rocas de distinto tamaño como si de un mar petrificado y sus islas se tratara. Es el lugar en que los monjes situados bajo el engawa meditan bajo el influjo que les sugiere una naturaleza condensada, inmóvil, muy acorde con la filosofía zen.
El jardín seco carece de relación espacial con el interior del convento, no forma parte de su espacio, es un lugar específico, con una fuerte carga psicológica cuyo aislamiento y quietud respecto a todo incita a la introspección.
4. Vista del jardín de Ryoan-ji


5 y 6. Vistas interiores del Palacio de Katsura

Durante los siglos XVII y XVIII, verdadera Edad de Oro de la cultura japonesa, surge el estilo sukiya, básicamente residencial. Consiste en un desarrollo orgánico del edificio alejado de composiciones simétricas, con un tratamiento espacial continuo tanto interiormente, sin puertas, con paneles corredizos que alteran el espacio según su colocación, como exteriormente, sin muros de fachada, con verandas y pórticos que se integran al interior o al exterior según el despliege de correderas y plafones móviles.
El cuerpo edificado se sumerge en un parque-jardín de un gran refinamiento de formas, colores, variedades vegetales.
La forma del jardín está en íntima relación con la organización de las dependencias interiores, convirtiéndose por transparencia en la verdadera cuarta pared del edificio. Uno no sabe si un rincón del jardín está en función de ser visto desde una dependencia del palacio o si ésta es la que está dispuesta como culminación de una parte de naturaleza recreada. Una residencia sukiya es pues un parque que contiene todos los elementos de la naturaleza: río, estanque, islas, puentes, caminos, playas, entre las cuales encaja el edificio como un elemento más, formando un todo continuo mediante una gama considerable de espacios intermedios entre el interior y el exterior que se convierten en las señas de identidad no sólo de este estilo sino de todo un concepto espacial inherente a la arquitectura japonesa. El Palacio de Katsura (Kioto, 1616) es el ejemplo más representativo de esta concepción espacial.
7. Vista aérea del Palacio de Katsura

De este mismo periodo histórico, es el roji, el jardín que rodea y protege la casa del té, uno de los tipos arquitectónicos más específicos de la cultura japonesa.
El pabellón de té, el chasitsu, es simple, de pequeño tamaño, rústico, aislado del exterior, ensimismado. Está envuelto por el roji protector de la misma manera que el bosque envuelve la cabaña. Este jardín está minuciosamente diseñado según cánones propios, utilizando diversas especies vegetales, desde árboles hasta musgos, caminos serpenteantes de lajas de piedra con itinerarios precisos, con pausas de descanso para el invitado a la ceremonia del té. Debe ser atravesado pausadamente como preparación psicológica del rito, ya que un verdadero rito es la ceremonia del té. De alguna manera este tipo de jardín no forma parte integrante del espacio del pabellón ya que su función espacial no es la continuidad o la conexión, sino el aislamiento y la protección.
De esta esquemática visión de algunos aspectos de la arquitectura japonesa se desprende que su concepto de espacio arquitectónico es sensiblemente diferente al de la tradición arquitectónica occidental, rota finalmente por el Movimiento moderno. Lo que entre nosotros es diferencia y separación entre exterior e interior, allí es continuidad, conseguida mediante mecanismos arquitectónicos que desarrollan espacios de transición. Si aquí, en la tipología de patio, el espacio interior domina al exterior, lo incluye, allí es el lugar el que subordina lo arquitectónico. Si en Occidente el edificio cobija al hombre y lo protege del peligro exterior, en el Japón es el espacio exterior, la naturaleza recreada en jardín lo que protege y cobija al edificio que cobija al hombre. El concepto de espacio que desarrolla cada cultura, su distinto modo de estar el hombre en el mundo, establece diferentes maneras de protegerse. De ahí que sus arquitecturas hayan desarrollado distintas estrategias espaciales y que lo que concretamente representa la casa con patio en algunas culturas no ha tenido razón de ser en la japonesa. En cambio si lo ha tenido el jardín protector en todas sus variedades. A distintas sensibilidades espaciales, diferentes tipologías arquitectónicas.
8. Vista del jardín de la Casa del Té, Roji

Francesc Pedragosa

8.8.13

SOSTENIBILIDAD EN EL PLANEAMIENTO URBANÍSTICO ESPAÑOL

Decálogo a favor de un urbanismo más sostenible
Después de recopilar, estudiar y analizar la legislación producida por las Comunidades Autónomas, su verificación por parte de los responsables, y a la luz de los informes de los expertos exteriores, el equipo ha identificado una serie de temas importantes que se han planteado en forma de decálogo para su debate y discusión. Estas reflexiones finales se incluyen a continuación con el ánimo de ofrecer una serie de ideas que permitan iniciar un proceso tendente a conseguir un planeamiento urbanístico más sostenible. La situación en el momento actual es bastante delicada, tanto por las consecuencias que se han producido derivadas de una utilización no adecuada del planeamiento, como por la dificultad de romper unas rutinas establecidas que, en parte, parecen entender el planeamiento urbanístico con la asignación casi discrecional (en el mejor de los casos) de valor económico al suelo. Conseguir a través de los mecanismos urbanísticos vigentes ciudades y territorios más sostenibles pasa, necesariamente, por cambiar previamente algunas de las piezas clave del sistema actual.
1. Legislación urbanística y ambiental
Un problema específico del caso español, y que se advierte de forma muy notoria en el análisis legislativo realizado, es la gran dispersión de los acercamientos al planeamiento urbanístico en cada una de las comunidades autónomas desde la óptica de la sostenibilidad. Lo que no deja de resultar sorprendente dada la gran similitud existente en los ámbitos administrativos que regulan, controlan, y redactan el planeamiento y en los propios sistemas y tipos de planes. Esta dispersión es una cuestión compleja ya que, en muchos casos, la simple línea administrativa de separación entre comunidades autónomas no se corresponde con áreas ambiental ni funcionalmente diferenciadas. Por supuesto esto no sucede sólo en el ámbito español si no también entre países de la Unión Europea. Por eso parece tan importante el hecho de que el organismo encargado de la redacción y seguimiento del plan y de la observación del territorio trascienda las divisiones político-administrativas y del propio parcelario. Sin embargo la cuestión no se refiere exclusivamente a ese tema sino que debería enfocarse también desde el ámbito legislativo. Desde una perspectiva de sostenibilidad ambiental todo parece indicar que no ha resultado demasiado positivo el hecho de que se hayan otorgado en exclusividad a las comunidades autónomas las competencias en materia de urbanismo, ordenación del territorio y vivienda. Las dificultades de revertir esta situación y conseguir que exista una base común en el sistema de planeamiento (por supuesto con las especificidades propias de cada comunidad) para todo el territorio nacional, son obvias.
Sin embargo dado que las cuestiones ambientales ya no son competencia exclusiva de las comunidades se podría plantear la relación entre ambas como necesaria. Abordar determinadas cuestiones relativas al planeamiento urbanístico sostenible desde una perspectiva ambiental ayudaría a resolver determinados problemas que ahora se detectan de forma bastante clara al analizar las diferentes legislaciones autonómicas relacionadas con dicho planeamiento y las consideraciones ambientales a las que el mismo está sometido. Probablemente sería interesante volver a la antigua idea de una legislación estatal del suelo ligada a la ambiental. Una ley del suelo y medio ambiente que pudiera condicionar en todo el territorio nacional la incidencia ambiental del planeamiento urbanístico parece urgente. Y esta urgencia debería ampliarse a todo el ámbito de la Unión Europea porque parece necesaria una convergencia en las actuaciones que relacionan ambos conceptos. Existen múltiples ejemplos de cómo un deficiente enfoque del planeamiento urbanístico ha traído consigo daños irreparables para el ambiente en el que se desarrolla la vida de las personas, o para un medio natural que muchos casos no es sólo patrimonio de un ayuntamiento o de una comunidad autónoma sino de todo el país o de toda Europa.
2. Contenido del derecho de propiedad y planeamiento urbanístico
Es una tradición en el urbanismo español que los planes, además de prefigurar el futuro del territorio planificado, determinen el contenido del derecho de propiedad del suelo. Esta determinación se hace por una remisión de la ley ante la imposibilidad de fijar, parcela a parcela, dicho contenido en una legislación de carácter general. Estas dos funciones del planeamiento, por desgracia, han interferido de forma notable la una con otra. De forma que el plan urbanístico tiende a verse en algunos casos, más que como un planteamiento de futuro, como un sistema para distribuir de forma supuestamente racional (aunque en realidad, en muchos casos, dependiendo de las presiones que los diferentes grupos interesados pudieran ejercer) los valores monetarios del suelo. Los ayuntamientos se ven de esta forma sometidos a fuertes presiones ya que, en realidad, se les supone la capacidad para multiplicar los valores de algunos terrenos y dejar otros prácticamente con el del suelo agrícola. Esta capacidad aparece mediatizada por la tutela de la comunidad autónoma correspondiente pero, normalmente, esta tutela está reglada y es complicado que pueda oponerse de forma frontal a la mayor parte de las determinaciones incluidas en el plan. Es verdad que existe un mínimo de distribución equitativa dentro de pequeñas áreas y que, históricamente, las transferencias de aprovechamiento urbanístico fueron un intento de equidistribución de cargas y beneficios, finalmente fallido cuando el tribunal constitucional derogó una gran parte de la ley del suelo del año 1992, y las comunidades autónomas no recogieron dicho instrumento en sus normativas. Al constituirse las corporaciones locales en dispensadoras de dádivas en forma de incremento del valor del suelo ya pueden suponerse sus dificultades para resistir las malas prácticas y la corrupción. Probablemente sea éste uno de los problemas más importantes con los que se enfrenta la gestión del plan en el momento actual. Resulta imprescindible inventar nuevos sistemas que permitan desvincular el valor del suelo (determinado en última instancia por el plan) del planeamiento urbanístico. No resulta sencillo aunque la última ley del suelo ya ha dado pasos importantes como el de eliminar la tradicional clasificación del suelo sustituyéndola por la situación en la que se encuentra dicho suelo. Sin embargo probablemente sea necesario avanzar más por este camino, pensando soluciones más o menos complejas ante este problema, como la de conceder una edificabilidad mínima a cualquier terreno, edificabilidad que sólo se concretaría si el plan lo permitiera pero que se podría comprar o vender. Otras alternativas pasarían por obligación de devolver a la comunidad las plusvalías íntegras generadas (o por lo menos en forma significativa) por la asignación de usos del suelo que trajeran consigo, de hecho, un aumento del valor del mismo. Hasta ahora las plusvalías devueltas a la comunidad resultaban meramente anecdóticas comparadas con los beneficios reales conseguidos por el propietario del suelo que no tenía que hacer nada más que ser propietario del mismo. Esto era así porque se suponía que la otra parte de la plusvalía debería de ser invertida en urbanizar esos terrenos. Sin embargo el propietario normalmente lo que hacía era, o bien vender los terrenos al promotor, o trasladar el precio de la urbanización a la venta del producto final. En cualquier caso resulta imprescindible abordar este problema si se quiere conseguir un urbanismo más sostenible y más justo, que desactive la voracidad urbanizadora y recalificadota de suelos para obtener plusvalías y reduzca las posibilidades de incidir en prácticas corruptas.
3. El ámbito administrativo del plan
Dada la variedad de situaciones climáticas, territoriales y sociales en las que se encuentran las Comunidades Autónomas resulta sorprendente la gran similitud existente en los ámbitos administrativos que regulan, controlan, y redactan el planeamiento. Esto trae consigo, además, que las diferencias entre los distintos sistemas de planeamiento sean realmente pequeñas. En realidad, los requerimientos de planeamiento actual deberían de ser los que marcarán los ámbitos y las unidades administrativas que los llevaran adelante. Sin embargo la tendencia no ha sido esta. Por ejemplo, la desaparición de las áreas metropolitanas como unidades de gestión de los planes trajo consigo muchos más problemas que ventajas. Esta progresiva desaparición de las unidades intermedias significó, de hecho, una polarización en torno a los propios órganos de gobierno de las comunidades autónomas y a los ayuntamientos. La consideración de la sostenibilidad como un elemento determinante en la redacción de los planes implica, de facto, que una parte importante de la estrategia pasa a ser de carácter ambiental. Por desgracia el ambiente no se circunscribe a unos límites administrativos artifi cialmente determinados sino que, normalmente, los supera o bien no los alcanza. En estas condiciones resulta imprescindible relacionar las unidades administrativas de regulación, control y gestión, con las unidades naturales. Sucede lo mismo respecto a las consideraciones sociales y económicas también de primera importancia en la redacción de los nuevos planes. Esta necesidad de ámbitos administrativos y de planeamiento que gocen de una flexibilidad que les permita adaptarse, tanto a las diferentes unidades naturales y socio-económicas, como al carácter cambiante de las mismas, es fundamental para conseguir unos planes ecológicamente más sostenibles.
Por otra parte esto no debería significar una proliferación de instrumentos de ordenación en forma de cascada (el sistema español de planeamiento se ha caracterizado hasta el momento por ser de carácter jerárquico) sino que, probablemente, habría que pensar solamente en dos escalones o tres como máximo. Esta proliferación de planes desde lo general a lo más específico, aparte de su inflexibilidad, significa en la realidad una notable complicación administrativa e importantes problemas derivados de la necesidad de verificación en todos los puntos.
Tampoco significa que estas unidades de gestión del planeamiento se vayan a convertir en un elemento más del sistema de organización política del estado o las comunidades, sino simplemente que, dependiendo del tipo de ámbito, deberán coordinarse con los órganos de poder constitucionales. Es decir que los nuevos planes además de contener las determinaciones propias de los mismos deberían incluir la manera de ser gestionados dependiendo tanto de su ámbito territorial como de las afecciones socioeconómicas y ambientales que pudieran producir.
4. Relación entre planificación territorial y planeamiento urbanístico
Según se deriva de los análisis efectuados, otra situación que es imprescindible abordar de forma prioritaria es la de la relación entre la planificación territorial y el planeamiento urbanístico. Reconocida la importancia de la planificación territorial en muchos lugares de la legislación (particularmente en las exposiciones de motivos de la mayor parte de las normas aprobadas relativas al tema) resulta aparentemente anómala la escasa cantidad de planes territoriales aprobados en las comunidades autónomas.
Aunque las causas son variadas existe un denominador común que es, en muchos casos, la extraordinaria amplitud del ámbito y los muy ambiciosos objetivos que se pretenden alcanzar con la aprobación del instrumento de planificación que corresponda.
En la antigua ley del suelo española de 1956 también existía un plan nacional que jamás llegó a realizarse.
Una buena parte de los instrumentos de planificación territorial de las comunidades autónomas tal y como están planteados se configuran como auténticos planes nacionales correspondientes a esa comunidad. Por otra parte, el planeamiento urbanístico se ha venido reduciendo poco a poco exclusivamente a la figura del plan general (con esta denominación u otras equivalentes en las distintas comunidades autónomas). El plan general, tal y como está planteado, se ocupa de delimitar el suelo urbano y urbanizable, pero no de gestionar en régimen de escasez el conjunto de la superficie geográfica municipal, atendiendo a sus orientaciones, valores y servidumbres agrarias y urbano-industriales. Además, el plan general es un instrumento sumamente pesado y casi imposible de modificar sobre todo en ciudades grandes. De forma que la mayor parte de las ciudades españolas se están limitando a mantener sus planes generales, normalmente muy antiguos, y funcionan mediante modificaciones puntuales de planeamiento. Estas modificaciones puntuales de planeamiento en muchas ocasiones son tan importantes que cambian de forma determinante la imagen planteada en el plan sin tener en consideración las implicaciones que puedan incidir sobre el resto de la ciudad y su área de influencia. Esta situación, tanto en la planificación territorial como del planeamiento urbanístico, está sometiendo a una parálisis la ordenación racional de nuestros territorios que se están organizando y construyendo en función de intereses más particulares que colectivos. Esta falta de visión global del territorio y la escasa implicación de la ciudadanía en un proceso que se le escapa, ha traído consigo que no sea posible atender más que al corto plazo. Para que la relación entre planificación territorial y planeamiento urbanístico funcionara de forma mínimamente coherente habría que simplificar todo el sistema. Una planificación territorial mucho más operativa con determinaciones a corto plazo y otras a largo plazo (las primeras básicamente de carácter económico relacionadas con los períodos de cada gobierno y con los presupuestos anuales, y las segundas con limitaciones de carácter ambiental) que implica la necesidad de revisar sólo determinadas partes del plan dejando el resto sin tocar. Y un planeamiento urbanístico con un sistema de revisión mucho más flexible que el vigente.
Actualmente la parte del planeamiento urbanístico encargada de determinar el contenido del derecho de propiedad del suelo (simplemente por seguridad jurídica) penaliza de forma muy importante las posibilidades de revisión del mismo con un mínimo de agilidad. Además para conseguirlo debería de existir una mayor implicación de la ciudadanía en los procedimientos de cambio y un sistema de información que permitiera analizar en tiempo real la situación de la ciudad o de los territorios afectados y proyectar tendencias y escenarios de futuro. Hay que considerar que la redacción de un plan general en la mayor parte de los casos, puede necesitar desde el momento en el que se produce la toma de datos (lo que se conoce como información urbanística) hasta que el plan se aprueba, como mínimo un plazo de cinco o seis años. En estas condiciones, los datos de partida en los que se ha basado la redacción del plan en muchos casos ya no coinciden con los reales. La planificación territorial debería contar con instrumentos que permitieran hacer de puente con el planeamiento urbanístico, adaptando el planeamiento municipal a determinaciones especificadas a una escala más amplia (que abarque, según los casos, una mancomunidad de municipios, una isla o una región) pues hoy muchos de los problemas e incidencias territoriales desbordan los límites municipales y deben contextualizarse en una escala más amplia. Por tanto, la nueva planificación territorial debería de contener determinaciones a corto y a largo plazo y además de tipo urbanístico. Por otra parte parece necesario un planeamiento urbanístico en el cual apareciera desligado el problema de la determinación del contenido del derecho de propiedad del suelo del propio de configurar la imagen futura de la ciudad y con un sistema de revisión mucho más flexible que el actual (ligado además a un nuevo sistema de planificación territorial que ya contuviera algunas de las determinaciones básicas de dicho planeamiento).

6.8.13

LOS NUEVOS ENFOQUES DEL DISEÑO ARQUITECTÓNICO

La transición como proceso ha definido diversas orientaciones implícitas en una situación de cambio donde se pone en juego la creatividad, la experimentación y la búsqueda de propuestas alternativas con las cuales afrontar la nueva situación.
Con relación al proyecto arquitectónico lo creativo según Manzini, se expresa en la necesidad de replantear las formas productivas del hacer, las cuales deberían tender hacia el equilibrio ecotecnológico.
Lo creativo se encuentra en la capacidad de refundir el diseño entre los ciclos de la materia y los flujos de la energía, compatibles con el ambiente, expresada en la fórmula “de la rigidez a la flexibilidad” [MANZINI, 1996].
Así, como la arquitectura de la época de la industrialización se diseñó sin una preocupación hacia a los problemas ambientales y más bien con una actitud de dominio, depredación y contaminación de la naturaleza. En general, el estilo arquitectónico internacional, se asumió como una solución casi única para toda la humanidad, para todo lugar y tiempo.
En la actualidad, el enfoque pretende el contacto o la conexión entre la primera naturaleza, la preexistente y la segunda naturaleza, la que hemos construido, la artificial, la que se encuentran en la búsqueda de lo apropiado, en el acoplamiento de las condiciones, en términos de sistemas dinámicos y del paradigma entrópico.
 
Fig. Nº 49 ESQUEMA EL EDIFICIO COMO UN ÁRBOL
Relación de orden vertical y horizontal en una estructura natural y artificial.
Dibujo: R. Serra.

Los diversos enfoques fomentados por esta nueva actitud, asociados con el proceso de transición energética tienen un origen común, y por tanto resulta complejo analizarlos por separado, ya que, de alguna manera son visiones simultáneas, que persiguen los mismos objetivos, es decir, son desarrollos que forman parte de un mismo discurso expresado con diferentes matices. Desde esta perspectiva, hemos organizado los enfoques de diseño en tres ámbitos: energético; ecológico y sostenible, que se especifican a continuación.

EL ENFOQUE ENERGÉTICO
El enfoque energético, surge casi exclusivamente como un planteamiento de ahorro de energía asumido desde la arquitectura bioclimática, dando paso posteriormente a una concepción integral de diseño energético y de eficiencia energética, en la que se tiene en cuenta toda la complejidad de sistemas y componentes asociados al proyecto de arquitectura, tanto en su fase de construcción como de mantención.
Antes de la crisis energética de los años setenta, una práctica habitual del proceso de diseño, era que los edificios se proyectaban con muy poca consideración al problema del ahorro energético. Así, una vez concebido el proyecto por el arquitecto, se llevaba a un ingeniero para que sin estropear el diseño arquitectónico incorporara los sistemas de climatización y acondicionamiento ambiental. Debido a que el principal objetivo del diseño de edificios era proporcionar confort ambiental para apoyar y reforzar las habilidades productivas de las personas. La calefacción, la refrigeración, el control de humedad y aire, no se observan como sistemas y técnicas relacionadas, sino, como condiciones en sí mismas productoras de “confort humano”, sin reparar en el ahorro energético.
La crisis energética implantó un desarrollo integral del diseño, con la mayor participación e integración de los diversos profesionales. Desde ese período el enfoque energético junto al diseño solar, bioclimático, o diseño biomórfico son las concepciones de un diseño sensible al clima, que describen con mayor precisión la conexión entre la biosfera y la forma de los edificios [SMITH & PITTS, 1997] .

Fig. Nº 50 DUCTOS DE VENTILACIÓN E ILUMINACIÓN NATURAL
Integración de componentes pasivos en la arquitectura sostenible
Fuente: (1) Arquitectura bioclimática. Marco Sala
(2) Informativo UPC. Proyecto R. Serra.

El proyecto solar, por su parte se ha ofrecido desde siempre como una alternativa limpia no contaminante del medio ambiente y de ahorro de energía. Inicialmente, su desarrollo estuvo sujeto a los artefactos creados para aprovechar la energía solar adosados al edifico, aparatos y elementos que con el tiempo forman parte de un lenguaje arquitectónico característico y reconocible, como por ejemplo: los colectores solares integrados a las paredes o tejados, invernaderos o galerías solares adosadas a las fachadas.
 A pesar de que muchos de estos esfuerzos resultaron nada simples y poco económicos, en la actualidad, gracias a esas experiencias, existen criterios de diseño, tecnologías y materiales que incorporados al proceso inicial del proyecto permiten conseguir un buen funcionamiento energético del edificio.
El óptimo aprovechamiento de los recursos energéticos ambientales en los edificios ya no se plantea en términos de incorporar elementos adosados al edificio, sino que, el edificio en su totalidad es entendido como productor de energía, capaz de captar o “cosechar” la energía que le rodea y que recibe. De esta manera la energía introduce la vida a la forma; al mundo inanimado de la materia arquitectónica, incorporándose a los procesos y al devenir [FERNÁNDEZ–GALIANO, 1991]

Fig. Nº 51 COSECHANDO ENERGIA / FACHADAS SOLARES
(1) Biblioteca Nacional de Francia, Paris
(2) Fachada de paneles fotovoltaicos, Museo de Mataró
Fotos: J Guerra

No obstante, según el planteamiento de autores como Jeremy Rifkin y Ezio Manzini, el papel que desarrolla la energía desde la innovación tecnológica y la evolución socio-cultural, aún es ineficiente, puesto que no logramos que la materia artificial pueda asimilar a la materia natural, cuestión que requiere de una tecnología muy distinta a la actual.
Los esfuerzos de transformación energética están asumidos desde diferentes aspectos. Por una parte, se realizan a través de nuevos materiales de construcción que participan como las sustancias energéticas. Y por otra, se ejecutan mediante el análisis de las propiedades físicas del edificio aplicadas durante su proceso de diseño. Explotando la tecnología solar pasiva para calefacción, refrigeración, iluminación y ventilación natural; e incorporando las variaciones estaciónales o diarias del medio ambiente exterior, con el fin de reducir la dependencia de los sistemas mecánicos y eléctricos, como también, los efectos a largo plazo en el balance energético y medioambiental [LEWIS, 2000].
 
2. EL ENFOQUE ECOLÓGICO
En un principio, el enfoque ecológico se comprendió como un movimiento alternativo, que intentaba regresar al vínculo original hombre–naturaleza. Hoy, desde una visión holística, se plantea la idea de entender el edificio como un ecosistema abierto y de naturaleza evidentemente artificial.

Fig. Nº 52 VÍNCULO ECOLÓGICO: TIERRA / A GUA/VIENTO/ SOL
(1) Cubierta vegetal, edificio RVU uno de los edificios del campus de las cadenas de televisión. En Hilversum, Holanda
Foto: J. Guerra.
(2) CASA DEL AGUA Y DUCTOS DE VENTILACIÓN EN ARGE BAM KERMAN
Fuente: [En línea] Archivo UNESCO.

Un claro referente ecológico en la historia de la arquitectura lo encontramos en el movimiento “orgánico” desarrollado por arquitectos como Frank Lloyd Wright o Alvar Aalto, que introdujeron, en las primeras décadas del siglo XX, el protagonismo del lugar vinculado a la arquitectura. Buscando integrar armónicamente la construcción humana con la naturaleza, en actitud de rechazo a la irracional concentración edificatoria de la ciudad. En términos de Aalto, la arquitectura no debía herir la naturaleza sino al contrario basarse en ella, creando lugares específicos destinados al hombre.

Lo orgánico, se proponía incorporar el proceso tecnológico, el mundo de las máquinas, a un desarrollo que estuviera en armonía con la naturaleza. La primera idea latente detrás de esta aspiración era el mito del retorno a la tierra, la búsqueda de un equilibrio agrario y comunitario. De esta forma, Wright quien utilizaba el concepto “orgánico” casi como equivalente de la palabra “viviente”, escribió en su autobiografía, que la idea de la arquitectura orgánica consistía en que, "la realidad de un edificio yace en el espacio interior a ser habitado": Asimismo, Levertov citando a Coleridge apunta que "así como es la vida, es la forma" [LEVERTOV, 2001].
Con la crisis energética, también surge una manifestación hacia lo ecológico, pero con una orientación biológica, que intentaba imitar o reproducir a la naturaleza en sus formas, creando espacios adaptados al cuerpo humano, semejantes al claustro materno, a los refugios de los animales. Esta tendencia se aproximó hacia un camino más “espiritual”, despertando un deseo de restablecer eslabones más íntimos entre la naturaleza y la humanidad [PAPANEK, 1995].
El diseño ecológico actual, se distancia de los planteamientos anteriores por su capacidad de integrar los parámetros ambientales y climáticos, transformarlos en cualidades de confort y de forma, estableciendo las interacciones y traspasos entre el medio natural y el construido.
En la Tabla Nº5 se presentan las posibles interrelaciones existentes entre medio natural y el medio construido según Ken Yeang. Para este arquitecto, la aproximación del proyecto es a “un todo”, es una gestión cuidadosa de los materiales y de la energía, como también, un esfuerzo por reducir el impacto ambiental de su funcionamiento a lo largo del ciclo de vida del sistema proyectado [YEANG, 2000].
INTERACCIONES ENTRE EL MEDIO CONSTRUIDO Y EL MEDIO NATURAL
- Las interdependencias externas del sistema proyectado (sus relaciones externas o ambientales)
- Las interdependencias internas del sistema proyectado (sus relaciones internas)
- Los traspasos de energía y materia del exterior al interior del medio edificado
- Los traspasos de energía y materia del interior al exterior del medio edificado
Fuente: [YEANG, 2000].
La arquitectura se contempla entonces como transformación del ambiente material por seres vivos y cambiantes, continuamente modificada para adecuarse a las variaciones del uso y del entorno, en permanente degradación y reparación de las agresiones climáticas y del paso del tiempo [FERNÁNDEZ GALIANO, 1991].
El diseño ecológico requiere conocer e interpretar las transformaciones físicas del medio ambiente –geología, hidrología, meteorología, biología– y comprender los complejos sistemas de interacción, transformación o intercambio energético existente en un ecosistema abierto.

Fig.Nº 53 LA FORMA DEL VIENTO / ACOPLAMIENTO A LOS ECOSISTEMAS ECOLÓGICOS
Edificio Centro Cultural Tjibaou, Nueva Caledonia. Arq,. Renzo Piano
Atrapanieblas: sistema para captar agua de las neblinas en la zona del desierto costero de Chile
 Fuente: [WINES, 2000] Green Architecture Fuente: [En línea]

 

Desde el enfoque ecológico, la biosfera, todo el conjunto de seres vivos del planeta, es un sistema termodinámico, la vida es, ella misma una pura manifestación energética.
Los vegetales son los mayores captadores energéticos, los grandes agentes foto sintetizadores capaces de hacerse cargo de la energía solar y captarla en forma de enlaces bioquímicos. Todo el proceso de la civilización de la humanidad es un proceso de domesticación de las potencialidades energéticas existentes en la biosfera [FOLCH, 1994].
Pasar del concepto del edifico como sistema cerrado86 al de edificio como sistema abierto, implica la comprensión del éste, como un componente del ecosistema y como tal, sometido a la lógica del intercambio entre medio ambiente y sistema, de cuyas relaciones energéticas de intercambio depende cada vez más, de la capacidad de permanencia y de transformación del ecosistema [RUEDA, 1995].
Para Mark Childs, los edificios son ecosistemas cívicos. Es decir, emergen de las interacciones entre las formas construidas dentro del medio ambiente físico y conceptual, éstos poseerían la coherencia y las características de resiliencia de los sistemas complejos. La gran diferencia de la forma construida con el mundo biótico, es que los edificios no actúan por sí, ni crecen por sí mismos, más allá de ser entidades físicas, que arrojan sombras, afectan la tierra y consumen energía. Desde esta perspectiva el edificio es entendido como algo más que un "tipo edificatorio". Se le atribuye la connotación de "especie construida" [CHILDS, 2001].
La orientación conceptual del actual proceso, propone dejar de pensar en los edificios como formas físicas congeladas, como objetos quietos o inmutables para observarlos como elementos dinámicos integrados a la naturaleza, en el ámbito de los procesos y de la vida.
En una relación constructiva con su entorno, el edificio, debiera responder como un árbol, presentando las siguientes características semejantes con los ecosistemas naturales:
- Los edificios cuentan con una comunidad de organismos vivos, un medio físico que se transforma y un funcionamiento basado en el intercambio de materia, energía e información.
- Los edificios son como sistemas organizados, constituidos por redes de intercambio, de materia y energía. Condicionan el comportamiento de los componentes de la baja troposfera.
- Así como las variables medioambientales (temperatura, humedad y viento) modifican la estructura y funcionamiento del edificio. De igual modo, los edificios modifican los flujos aire, temperatura, radiación, humedad, pluviometría, hidrografía, y geografía.
Fuente: [FOLCH, 1994; RUEDA, 1995]
De este modo, “el edificio en áreas urbanas podría cumplir el mismo papel que tiene un árbol en el bosque. Es decir, captar y transformar la energía radiante, depurar y regenerar el agua y el aire, regular los niveles hídricos, transformar los compuestos minerales en orgánicos, y sobre todo, constituirse en el hábitat de especies animales que enriquecen la complejidad del ecosistema” [SERRA, 1998].
El edificio está abierto a recibir las energías naturales que se encuentran en estado libre en el medio ambiente −radiación, viento− y las energías artificiales que obtiene por acción del hombre −electricidad y combustibles−. De la misma forma, que los organismos biológicos que se encuentran en un ecosistema y van construyendo su propio entorno, a través de procesos evolutivos que dan lugar a formas de vida complejas, que con el tiempo tienden hacia una diversidad más amplia y desarrollan una relación simbiótica y sostenible con su entorno [FOLCH, 1994].

Fig. Nº 54 ARQUITECTURA FILTRO / INTERACION Y TRASPASO INTERIOR-EXTERIOR
La fachada es el primer elemento que define la actitud del edificio con su ambiente, constituyéndose en un elemento dinámico.
(1) Edificio Casa de la Marina, Barceloneta. (Coderch yValls) (2) Fachada interior típica del Eixample barcelonés. (3) Edificio Instituto del Mundo Árabe, París.
Fotos: J. Guerra.

3. EL ENFOQUE SOSTENIBLE
El enfoque sostenible, pone en crisis la insostenibilidad del desarrollo humano, situando la problemática en las limitadas capacidades de los sistemas naturales, la necesidad de equidad social y la preservación de los derechos y oportunidades de las futuras generaciones.
La sostenibilidad, se refiere a las condicionantes sistémicas en razón de las cuales, a escala planetaria y/o regional, las actividades humanas no pueden sobrepasar la capacidad de carga de los ecosistemas. Límites a partir de los cuales se activan fenómenos irreversibles de degradación.
En el ámbito de la arquitectura, lo sostenible se fundamenta tanto en el uso de las energías renovables como en el cierre de los ciclos de vida de los materiales, que comprende desde el proceso de fabricación de los materiales y finaliza con su posterior reutilización.
Esto último, nos lleva a entender lo sostenible también ligado con el concepto de durabilidad, en cuanto a que lo sostenible no admite desechos, o que la materia tenga un solo uso. Por lo tanto pensar en edificios que sean fáciles de desmantelar, capaces de desaparecer sin dejar rastro, significa desarrollar una arquitectura durable en el tiempo, significa pensar en proyectos abiertos, capaces de aceptar las futuras normas de uso. Lo que no implica una falta de consistencia, la capacidad de mutar o modificarse es garantía de subsistencia, de vínculo con la realidad [SORIANO, 1998].
La experiencia del edificio sostenible en economías desarrollados, se ha impulsado basándose en rígidas normas ecológicas y de ahorro energético, instauradas principalmente en criterios técnicos, materiales y constructivos. En la actualidad, esta tendencia está cambiando hacia la idea de que lo realmente importante en un diseño sostenible, no es que se cumplan las normas a cabalidad, sino que lo prioritario es crear espacios habitables, ambientes confortables para desarrollar la vida. Es decir, una arquitectura donde las personas puedan controlar el ambiente interior y tener un contacto sensible con el mundo exterior, para experimentar emociones y contrastes vitales.
Una arquitectura sostenible es una arquitectura inspirada en la idiosincrasia y las necesidades de los futuros habitantes y en la naturaleza del lugar, que pone el énfasis en lo cualitativo, porque está orientada a conseguir una mejora en la calidad de vida, admitiendo los principios de eficacia, suficiencia y equidad.

Fig.Nº 55 ESPACIOS CONTENIDOS Y FILTRO
La doble cubierta actúa como elemento integrador del edificio con su medioa mbiente.
(1) Casa doble techo y lucernario. Iquique, Chile
Fuente: [Cuadernos del Norte. UCN](2)Edificio Tribunales. Arq. R. Rogers – Francia.
Fuente:[ Arquitectura del próximo milenio. Ed Taschen]

Fig Nº 56 FACHADA DE PANELES FOTOVOLTAICOS / BIBLIOTECA PÚBLICA DE MATARÓ
Toda la fachada sur de este edificio se contempló como un gran muro captador de energía solar que es transformada en electricidad. Además de funcionar como un elemento de protección solar semi-transparente y filtro de la iluminación natural.
Foto: J. Guerra.


El edificio sostenible para el arquitecto Ton Venhoeven88, es una apuesta por vivir naturalmente a diferencia de los edificios que se mantienen artificialmente vivos. Se plantea como el proceso en que el edificio deja de ser un consumidor de energía o un receptor estático para transformarse en un generador de energía, un receptor dinámico ambientalmente controlado [MELET, 1999].
La definición más destacada de Desarrollo Sostenible89, se expresa como aquel “desarrollo que satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer los límites o las capacidades de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades” [GOODLAND, 1997]. Este enunciado contiene en sí dos conceptos claves para los profesionales de la arquitectura, el de “necesidad” y “límite”.
Ambas nociones habituales en el lenguaje del arquitecto, adquieren una nueva dimensión en el enfoque sostenible, dirigida al buen-hacer y hacia la combinación de los atributos de una arquitectura no solamente racional sino también sensual y emocional.
Las necesidades, por su parte ya no son los simples y habituales requerimientos del programa arquitectónico. Sí para hacer la arquitectura de siempre, se debía escuchar las exigencias de los usuarios, para hacer una arquitectura sostenible se deben escuchar los deseos de los beneficiarios.
En cuanto a la noción de límite, desde la perspectiva de la sostenibilidad, éste no sólo tiene relación con la dimensión del predio y las restricciones de la ordenanza, sino que sobretodo con la dimensión inconmensurable del habitar la Tierra. Es decir, un compromiso con el uso eficiente de los recursos naturales y el impacto ambiental del edificio en el paisaje.